El extraño caso de la puerta que da al otro lado.
Los relatos épicos tratados como series de historias fuera de lo común, por su magnitud no pueden medirse, no existe escena capaz de albergarlos, pues habiendo tenido un principio, estos no tendrán final, se alimentarán de cada generación, crecerán hasta alcanzar las nubes y atravesarán cualquier doblez de la narración de la realidad. José Luís Serzo, el constructor, el poeta visual y cultivador de historias, es el artífice de estos relatos infinitos y de la percepción infinitesimal, encadena suceso tras suceso, es el soñador en la piel de Blinky Rotred que anda entre nubes y el creador de cosas quiméricas, el visionario que no anticipa futuros sino que imagina a través del reverso.
El umbral como puerta que traspasar, como telón que atravesar, es el elemento catártico de cada decisión tomada y de cada recuerdo almacenado en el imaginario de cada uno. Según la percepción individual es un obstáculo que agarrota los músculos y genera un sudor frío bajando por el cuello… A pesar de eso, ahí está esa puerta que podemos cruzar o, si no queda más remedio, inventar otra salida. Si nos posicionamos delante de la puerta-Teatrotum, nos hacemos cargo de la cuestión temporal más importante, la de permanecer por satisfacción y por la libertad de estar frente a una secuencia que transcurre en torno a ese TEATRORUM –una acumulación del todo y de lo otro- en cuyo interior circular el advenimiento temporal es otra realidad, más viva y radiante, más luminosa, en el que realidad y tiempo –como transcurso de lo cotidiano- son cuestiones netamente plásticas. Así que, adelante, veamos qué hay del otro lado.
El espacio, de esta forma, se presenta como un escenario donde se desarrollan los conflictos en clave crítica de la tríada de la escena: personajes/espacio/tiempo. Con Escenas y sucesos dentro y fuera de un Teatrorum el artista establece un tiempo de negociación entre cada espectador y la escenificación que presencia. En otros relatos Blinky se ha rodeado de todo tipo de personajes inspirados, la mayoría, en personas queridas. Esta vez han surgido misteriosos personajes que cuentan y hablan desde lo otro, desde la otredad tanto subjetiva como espacial. Los lugares también son otros, cambiantes.
Serzo es poético, se instala deliberadamente en el límite -a uno y otro lado de la historia- para poder dotar a su obra de una verdad muy concreta: la de la experiencia y la de la honestidad. Él mismo levanta las misteriosas puertas que puede que llegue a atravesar, o quizá no, sólo por conocer que hay más allá del linde de lo inventado y lo real. Quizá dibuje un nuevo Teatrorum, un nuevo obstáculo espacio-temporal. Sigamos, desde la incertidumbre más placentera, esperando el próximo relato para ojos ávidos de otros mundos, de otras naturalezas alrededor del espacio activo del Teatrorum. Al otro lado de ese telón los actores se vuelven intrusos y los espectadores son los constructores de alegorías alrededor de la escena circular cerrada sobre sí misma. El decorado es el lugar desde el que se ve pero con Una visión trasladada hacia las aventuras brillantes de Blinky y su hija Maya. A través de estos personajes la humanidad está representada, en un theatrum mundi total donde la inocencia de la primera mirada, creativa y expansiva se suma a la aventura de la exploración y el vuelo.
Quizá, el misterio no es tanto lo que hay al otro lado de esa puerta sino la atracción que produce, como si resistiéramos el encanto de un astro lejano cuya luz cálida bañase todo con esa aureola que produce una sensación de extrañeza, una cosmografía de la alteridad. Somos otro, lo otro tan sólo con traspasar una puerta, esta extraña cancela que es el linde entre el yo enfrentado a un mundo absurdo y sin sentido –el nuestro- y la realidad de ese otro sujeto que construye a través de la luz en oposición a la realidad inabordable. Esta exposición es una mezcla de imágenes románticas frente a la proyección de una forma heroica de ver las cosas, para Serzo el arte lo que puede ofrecer es esperanza. Confía en una naturaleza humana que se pueda expresar a través de la delicadeza y la contundencia, una eterna dualidad que tiene más sentido del que sospechamos en superficie. Así que, vamos a esperar a que invente formas a través de esa relación conceptual para poder entender y vivir esa duplicidad de sentidos. Pero mientras, podemos andar sobre esas nubes y atravesar rompimientos de gloria para pasar hacia el otro lado. Podemos unir todas las experiencias de los espectadores, aglutinarlas sin distinción para imaginar un relato poliédrico, polifónico, volumétrico y levantado en el aire hasta el infinito.
Todo este amasijo experiencial y experimental concebido desde una perspectiva anecdótica, a través de la sucesión de telones y actos, expande el concepto de lo teatral. Serzo abre la puerta/telón para mostrarnos qué hay al otro lado, qué tesoros e ideas se desarrollan a partir de una actitud determinada ante la vida, es decir, ante lo ordinario, proveerse de un sentido más elevado, vivir lo finito desde la infinitud de posibilidades, desde lo fantástico, inventivo, metafísico, imaginario, tentador, exaltado, abismal, inefable… Desde la habilidad de vivir en dos mundos.
La aparente comicidad, la amabilidad de las escenas y el inequívoco sello romántico decimonónico de Escenas y sucesos dentro y fuera de un Teatrorum se convierte en el extracto de la obra de arte total, una odisea del espíritu romántico en contra de la desintegración poética del mundo. Ahondar en lo inexplicable es tarea del arte, en un universo post-rural, post-real…, expuesto a través de los paseos de Blinky entre esos nuevos paisajes y personajes por describir e incorporar al relato.
Dalia de la Rosa