Artizar y su paso por la XIII Bienal de La Habana

La Habana, Cuba. Abril de 2019

Justo en estos días clausura la XIII Bienal de La Habana y hemos querido aprovechar para contar lo que vimos, trabajamos y sentimos durante nuestra visita y participación en los distintos proyectos en que tomamos parte.

El principal motor de la vinculación de la Galería Artizar con esta edición de la Bienal fue la propuesta de los artistas Martín y Sicilia para la sección de “Detrás del muro”, un recorrido de esculturas e intervenciones artísticas a lo largo del famoso Malecón. Este proyecto estaba curado por Juan Delgado y la pareja de artistas tinerfeños fue una de las representaciones españolas.

“Basket people” es el título que tuvo la instalación de Martín y Sicilia, unas siluetas en madera en la que se representaban a ellos mismos (o sus avatares creativos) sobre unos aros y tableros de baloncesto, invitando a todo el que pasase por allí a participar con la obra de la mejor manera posible, tirando a canasta e intentando encestar, apoyándose para ello en el golpeo a las figuras de los artistas. Sobra decir que se formó un gran revuelo y concurrida expectación, junto al parque Maceo de la capital cubana se creó un divertido encuentro entre visitantes de la bienal y lugareños que disfrutaban de lo que, una vez cada tres o cuatro años, les proporciona la Bienal de La Habana, algo más que apoyarse en el Malecón para mirar al mar y ver caer el día.

“Nunca antes se habían visto canastas de baloncesto en el Malecón de La Habana, y menos colgadas de un muro clasificado como Patrimonio Histórico. Son cuatro y llevan adheridas figuras humanas a tamaño real que encajan los constantes pelotazos de niños y turistas.

“Nos exponemos a ser golpeados por la ciudadanía sin ningún problema”, explican a Efe los representados en las cartulinas, que no son otros que los creadores de la instalación artística, Martín y Sicilia (Tenerife, España, 1974 y 1971).

Su obra “Basket People” busca comunicar “la autoexplotación a la que estamos sometidos casi todos los sujetos occidentales”. Pero, sobre todo, es un buen ejemplo de la naturaleza interactiva de “Detrás del muro”, la muestra estrella de la XIII Bienal de La Habana (12 de abril al 11 de mayo) que transforma durante un mes el muro más emblemático de la capital de Cuba.”

Agencia EFE. 16 de abril de 2019

“A medio camino entre el performance participativo y la reflexión conceptual, Basket people, de los españoles Martín y Sicilia, atrajo la atención de tantísimos cubanos aficionados al deporte. De la representación, tableros de baloncestos, a la interrogación, la operación estética está planteada, pues el público se pregunta cómo y qué hacen en el blanco esas personas, a qué se exponen y si es posible intercambiar roles.”

Diario Granma. 19 de abril de 2019

El mejor acompañamiento posible para esta participación fue dar forma a una muestra colectiva de artistas canarios en Estudio Arte Contemporáneo, en pleno Vedado. Una nueva colaboración entre el espacio habanero y la Galería Artizar. En esta exposición pudimos disfrutar de la obra de Noelia Villena, Martín y Sicilia, Carlos Nicanor, Marco Alom y Alejandro Correa. Se consiguió una fantástica representación de lo que nuestros queridos artistas están trabajando, una inmejorable ocasión, tanto por momento como por lugar, para reunirnos viejos y nuevos amigos en torno al mejor arte canario en Cuba.

Noelia Villena colgó una serie de obras sobre papel de muy reciente factura, ejemplo de la línea que sigue actualmente su trabajo. Martín y Sicilia acompañaron su instalación en el Malecón con algunas obras bidimensionales, el tríptico Tutorial para la construcción de una mesa o Dele color al difunto (remake), que ya se pudieron disfrutar en su última exposición en Artizar, fueron las piezas elegidas.

Como recordatorio de su participación en la Bienal de La Habana anterior, Carlos Nicanor expuso una serie de fotografías documentales sobre la instalación Lemon way y un dibujo boceto titulado El camino del hombre mosca, también en clara referencia a su anterior estancia en La Habana, pues fue allí donde lo realizó.

Marco Alom, además de acompañarnos en la aventura, participó en la muestra con tres grandes dibujos, Boca devoradora en el que representa a un tiburón martillo edificado a base de innumerables batallas navales, La fosa, y una impresionante jaqueta fial a su estilo, fiel a la tinta y a las historias dentro de historias. Y por último, Alejandro Correa colgó una serie de cinco pequeñas pinturas, cinco acrílicos sobre tabla de sus ya conocidas “mujeres”.

Con todo esto y la mejor compañía y colaboración de nuestros amigos, tanto los que vinieron con nosotros desde España como los que ya nos esperaban en Cuba, se creó una irrepetible velada.

Para terminar, no queremos olvidar las visitas que realizamos a los estudios de Manuel Mendive, Rubén Alpízar y Santiago Rodríguez Olazabal. Maravillosas atenciones en cada casa. Alpízar y su familia nos brindó una mañana de arte, tertulia y la mejor pata asada de cerdo que haya probado hasta la fecha. Ron, tabaco cubano, pinturas y la hospitalidad de Rubén, Katia, Daniela y René hicieron el resto.

El mismo día tuvimos la suerte de que nos recibiera Santiago Rodríguez Olazábal en su taller, una casa familiar gobernada por un fantástico patio que insuflaba paz a toda la propiedad, y junto al patio, el espacio creativo, una pequeña nave en la que se concentraba una importante cantidad de sus trabajos más recientes y en la que nos reunimos todos en torno al artista para dejarnos llevar por sus explicaciones y orientaciones hacia su obra y su forma de trabajo. Enorme agradecimiento al artista, su esposa y su hijo Santiel, por facilitarnos la experiencia.

Y por último, casi como despedida a nuestros días en la isla caribeña, tocó excursión a Tapasté, un pueblo alejado de La Habana, hacia el interior, en el que se encuentra la finca del maestro Manuel Mendive. Pasados unos días de su ya habitual performance para la Bienal de La Habana, Mendive nos recibió como acostumbra, en su balancín frente a unas vistas que atrapan, hasta el punto de no tener noción del tiempo. Un lugar donde se respira paz, y con muy pocas palabras, verdadera sabiduría.

Poca obra pudimos ver, pues el maestro ya no puede llevar el ritmo creativo de otras épocas, pero lo poco resultó exquisito. Terminamos la visita con un fantástico almuerzo en medio de esa gran finca y con la compañía de nuestro amigo Alexander, asistente de Mendive, que hizo malabares para que tuviésemos nuestro día junto al gran mestro del arte cubano.

Con todo esto solo nos queda agradecer al grupo que nos acompañó en la aventura y con los que compartimos cada vivencia, Choli, Juanma, Miguel, el joven Miguel, Gina, Marco, Verónica, José Arturo y Javi. Gracias!

Un lujo caribeño que ojalá se repita.