La abstracción como lenguaje dentro del arte nunca ha sido un elemento evasivo de la realidad. Sus formas están cargadas de significación. El Suprematismo demostró que el arte está más allá del estado, la política o la religión. El artista necesita llegar a ese sentimiento puro que despoja la obra de la anécdota. Para Mondrián el acto creativo en la comunidad primitiva era esencialmente abstracto, algo que se perdió con el desarrollo de la humanidad. La manera en que representamos está sujeta a un naturalismo que falsea la objetividad del mundo que habitamos. El arte abstracto puso en crisis la representación, un tema que llega a la sociedad y a las maneras en que se expresa el poder, a través de las convenciones que condiciona el estado – nación.
La galería Artizar quiere volver sobre uno de los episodios de más alcance dentro del arte cubano y le hace un homenaje a cinco de los artistas que fueron parte del movimiento de los Diez pintores concretos que se dan a conocer en Cuba en el año 1958 y que realizan su última exposición como grupo en el año 1961, nos referimos a Loló Soldevilla, José Angel Rosabal, Sandú Darié, Pedro de Oraá y Salvador Corratge. El nombre de la muestra alude al concepto aristotélico del telos como la búsqueda de un fin o la necesidad que tenemos de estar en armonía entre nosotros y con el ecosistema del que somos parte. En cada uno de estos creadores hubo un intento de redención desde los estético para llegar a lo ético, en un momento político convulso de muchas confrontaciones.