Doctora en Bellas Artes por la Universitat de Barcelona (universidad en la que actualmente imparte clases), es además, Master of Art in Media Studies por la New School University de Nueva York. Ha sido galardonada con el Deutsche Bank Internacional y la Medalla de Oro del Gobieno Italiano a su carrera, entre otros. La artista trabaja y vive entre Barcelona y Mallorca.
Ha expuesto de manera individual y colectiva en más de 200 ocasiones desde el año 2000, entre galerías, museos y ferias internacionales. Su obra se encuentra en colecciones privadas y públicas de renombre como el MoMA, el Guggenheim, la West Collection (Museo de Arte Contemporáneo de Chelsea-NY), el MACRO (Museo de Arte Contemporábeo de Roma), el Taylers Museum (Haarlem-Holanda), Artium, Deutsche Bank de Berlín, Fundación Loewe, Col·lecció Testimoni de la Caixa, Fundació Pilar i Joan Miró a Mallorca, Casal Solleric, Es Baluard Museu d’art Modern i Contemporani de Palma, entre otras.
Amparo Sard comenzó su carrera perforando pequeños papeles blancos. Autorretratos en situaciones surrealistas donde se expresaba con un lenguaje y técnica muy personales. Continuó evolucionando en su investigación ampliando los papeles y creando enormes instalaciones blancas de fibra de vidrio o esculturas de aluminio. Hoy en día, Sard utiliza todo tipo de materiales: pinturas de resina, poliuretano, videos y, recientemente, plástico reciclado, involucrándose también en la conservación del planeta y tratando de crear conciencia. En su trabajo, el color blanco representa lo que vemos desde los ojos hacia afuera, una lectura lineal de nuestro entorno. El negro, las deformaciones o las dimensiones exorbitantes muestran otro tipo de imágenes totalmente opuestas. Permiten lo que realmente nos conmueve, lo que percibimos desde los ojos hacia adentro, lo que provoca emociones efectivas, la tensión que despierta nuestra intuición.
Perforar me ayuda a conectar todo, rompiendo la vieja idea de la imagen, pero también una representación de este paso hacia el interior, e insinúa su significado más siniestro. Para crear tensión, debe haber una imagen inicial, la que nos recuerda cómo debería ser, proyectada por nuestra memoria; y una imagen final, presentada en la obra de arte.
