JOSÉ ABAD
TENERIFE, 1942
Más conocido artísticamente como ‘Pepe Abad’, trabajó en sus inicios en el taller de Eduardo Gregorio en Las Palmas de Gran Canaria y más tarde en el de Martín Chirino en Madrid. Entre 1962 y 1964 siguió cursos en la Academia de Bellas Artes de Pietro Vannucci en Perugia, Italia.
Según Lázaro Santana, la etapa figurativa de su trabajo denota alguna influencia de escultores italianos (la de Manzú, por ejemplo), y en sus ensayos abstractos iniciales, la de Chillida y la de Chirino, con quienes comparte también su interés por el material forjado. L. Santana añade: “Rauschenberg y el pop-art gravitan en torno a las formas más enclaustradas en construcciones de rigidez ortogonal. Muy próximo a los objetos surrealistas, al lenguaje dadá y a la imaginación gótica, aparecen sus bancos de esotérica carpintería en los que se posan cuervos disecados, o sus grandes retablos pintados de negro y provistos de imágenes de turbadora ambigüedad. La fantasía de Abad se expresa quizás con mayor libertad en su obra gráfica y en sus ‘collages’; sin excluir lo que esta faceta de su trabajo pueda deber a Cornell y a Arakawa, es en ella donde la inventiva del escultor se despliega con su mejor poder creativo”.
Muy llamativas son las esculturas públicas de enorme tamaño realizadas por Pepe Abad en base a diferentes encargos, especialmente en la isla de Tenerife. Su actividad expositiva se inaugura en 1962 con una exposición que comparte con José Luis Fajardo, y desde entonces han sido incesantes sus exposiciones.
Es Académico Correspondiente de la de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Su renuncia a la condición de Numerario de la RACBA la pidió “por motivos personales y profesionales” que le impedían implicarse más directamente en la dinámica de la corporación.