Santiago palenzuela

Odio sobre lienzo

8 SEP, 2017 - 14 OCT, 2017

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No podemos ocultar la satisfacción de la Galería Artizar al presentar la obra más reciente de Santiago Palenzuela (Santa Cruz de Tenerife, 1967). Sabemos que al hacerlo estamos removiendo nuestra propia historia, al tiempo que celebramos la trayectoria de una artista que en las últimas dos décadas ha hecho de la pintura un ring donde vivir y desfogarse existencialmente. Y no para lograr victoria alguna sobre sí mismo sino, como los verdaderos pintores, para llegar al fondo de un instante vívido, de un momento de verdad.

 

Ya han pasado bastantes años desde que Palenzuela realizara su memorable primera exposición individual en la Galería Artizar. “Retrato de Luis Feria” (2000) fue un ensayo de aproximación a la imagen del poeta, fallecido dos años atrás, a partir de 18 pinturas con las que reconstruía su presencia; pero sobre todo, era también una verdadera declaración de principios en la que se iba a sustentar no sólo la naturaleza de su trabajo sino su estética: la pintura sería un terreno de combate; se pinta a muerte. Y el óleo, a paladas…

Desde entonces, el oficio beligerante de Palenzuela ha ido sacando de sus entrañas y sus estancias una pintura violentada, fragmentada y excesiva, que sin embargo es  capaz de acogernos en su intimidad y de poseernos.

 

“Odio sobre lienzo” es el título bajo el que presenta en Artizar dos nuevas series de interiores: “La casa de Rubens Henriquez” y “Duggi 36”. En ellas, los objetos “pictóricos” de Palenzuela vuelven a ser espacios interiores, lugares del yo en los que la pintura construye sus estancias. Junto a éstas “Búfalo y tigresa”, obra expuesta en Artizar en 2011, en el seno de la muestra “Cuchilleros”, pero reconvertida en los años siguientes hasta su imponente versión actual y, por último, un conjunto de obras (naturalezas muertas, vánitas, animales, retratos…), estudios pictóricos de precisión holandesa y ejecución de orfebre a los que Palenzuela se ha entregado en los últimos tiempos y que ahora también traslada a una mesa destartalada para crear los rasgos de un still life deletéreo.